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Con menor huella hídrica ganamos todos

Con menor huella hídrica ganamos todos

El proceso de adecuación de los tambos en el uso agronómico de los purines también cuenta con la oportunidad de gestionar mejor el agua. Quienes utilicen buenas prácticas en esa gestión, además de cuidar el ambiente, serán beneficiarios de descuentos en los pagos. ¿Qué hay que hacer para estar preparados y obtener el beneficio?

La huella hídrica es una metodología que estima la utilización del agua de una actividad humana y la clasifica en tres colores: verde, cuando se hace uso mediante la evapotranspiración del agua del suelo por los cultivos y el almacenamiento del agua de lluvia en el suelo; azul, es la utilización del agua dulce de los recursos hídricos superficiales y subterráneos y gris, es según la actividad el agua vertida de procesos industriales (efluentes) o purines en nuestro caso. De esta metodología surgen los valores a veces exagerados que ponen en discusión la cantidad de agua para producir leche o carne, normalmente sin hacer mención a qué color se refieren o a qué tipo de agua. El perfil de agua (proporción de verde, azul y gris) es la clave del uso eficiente en sincronización con su ciclo biológico y natural. Pero no necesitamos esperar a estimar la huella hídrica para hacer uso eficiente del agua dulce y gestionarla apropiadamente. Del capítulo 2 de la Guía de Buenas Prácticas en la Gestión de Purines se puede obtener un esquema de aprovechamiento general (Figura 1) y las principales causas de derroche de agua: canilla goteando, mangueras rotas, agua de enfriado en exceso sin reúso, lavado de pisos, bebederos rotos o con flotantes en mal estado, etc. Claro está que al comenzar a minimizar el uso de agua dulce, la huella hídrica será menor. Superada la instancia de grandes pérdidas, la siguiente etapa sería la medición. Para ello es recomendable la instalación de caudalímetros en puntos críticos que ayuden a determinar dónde puede hacerse más eficiente su uso. Entonces ¿cuánta inversión hace falta para gestionar mejor el agua? Normalmente es necesaria más inversión en la mala gestión que en la adecuación al buen uso. El derroche de agua es un juego de pérdidas, nadie gana: derroche de un recurso valioso, sobredimensionamiento de la capacidad de almacenamiento de purines, y aplicaciones de uso agronómico más frecuente y de pobre calidad, terminan diluyendo los nutrientes. Actualmente el mayor desafío no es la inversión para gestionar mejor el agua sino los usos, costumbres y capacitación. Promoviendo un uso eficiente, el ADA beneficiará con descuentos en el canon por el agua del 25% y 50% sobre el costo variable (resol. ADA 737/18). Los valores en 2018 eran de $7008 de costo fijo y un máximo de $6800 de costo variable, ajustable por coeficiente de zona y uso eficiente de agua, anuales y por perforación. A pesar de que no disponemos aún de los montos actualizados por el ADA, si aplicamos el IPP* (cod. A.0121 - Ganado vacuno y de leche) serían aproximadamente $14300 y $13800, costos fijos y variables respectivamente (resol. 737/18 - art. 12.c). Sobre este último se aplicará el descuento del 25% reutilizando el agua de enfriado en bebida animal y limpieza, y del 50% si además se implementan otras prácticas que ayudan a minimizar su uso. Actualmente desde el programa de tambos pilotos se está trabajando en un esquema de decisión para que técnicos del ADA puedan aplicar el descuento que a futuro se hará público. El uso del agua no es el único aspecto a tener presente. El cuidado y mantenimiento de las perforaciones es de vital importancia para la preservación de la calidad del acuífero. Por ello, para otorgar la habilitación de las perforaciones, el ADA solicita el cumplimiento de las Buenas Prácticas como se establecieron en el capítulo 2 de la guía. Las perforaciones deberán estar encamisadas y a una distancia mínima de 15 metros a pozos absorbentes (pozos ciegos de sanitarios). También deberán contar con sello sanitario que garantice la imposibilidad de infiltraciones (Foto 1). A modo de mejora se necesitará instalar una canilla para la toma de muestras de calidad de agua que serán enviadas a dicho organismo. En el caso de que no se cumpla algún requisito, el productor deberá presentar el plan de adecuación integral del tambo (donde se incluye la gestión de purines, si corresponde). La producción agropecuaria, al igual que otras actividades relacionadas con el ambiente, está obligada a la mejora continua. En tiempos donde lidera la posverdad, las creencias y pareceres debilitan las actividades basadas en ciencias y los marcos regulatorios son instrumentos valiosos para las licencias sociales que necesita la producción agropecuaria. Los tambos tienen la oportunidad de, no solo cumplir con una regulación específica de purines co-desarrollada por el sector, sino también de organizar mejor y validar su gestión de agua dulce, uno de los bienes naturales más importantes. Aprovechar este proceso de adecuación a la resol 737/18 liderado por la ADA es una oportunidad para ser cada vez más sustentables. Y a mi humilde modo de ver, ganamos todos. * Índice de Precios Básicos del Productor. INDEC. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-3-5-32 Ing. Agr. Pablo Cañada

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