El productor de Trenque Lauquen y miembro de la comisión directiva de CAPROLECOBA conversa con Nicolás Razzetti en en el programa Bichos de campo.
Dante Calvo es un productor de leche de Trenque Lauquen que hasta ahora ha logrado sobrevivir a la crisis económica argentina y a los problemas sectoriales que son de larga data. “Tenemos un tambo chico con el que la peleamos días a día y con el que crecimos el 20% en los últimos 4 años”, se enorgullece.
Su campo es de sólo 50 hectáreas. Allí tiene el tambo, en el que hay 100 vacas en producción, y que también le alcanza para el engorde de los novillos y las hembras Holando que no usa para reposición. En total cuenta con 200 animales.
“Luego del paso por la guachera, lo que no se usa para reposición va al engorde”, define. Los machos entran al corral con 200 kilos y se terminaban antes con más de 400 kilos, pero el encarecimiento del alimento hizo que debiera ajustar las dietas para poder mandarlos a faena con 380 kilos.
Calvo le busca la vuelta a todo para seguir en pie y obtener la rentabilidad necesaria que le de viabilidad al negocio y sentido a la inversión y a su permanencia en el campo.
La supervivencia es posible gracias a sus ganas de seguir con esta actividad, su interés por participar de entidades gremiales como la CAPROLECOBA (la cámara lechera del oeste bonaerense) “que nos ayuda mucho con información y que se preocupa por nosotros” y también por su nintegración al programa Cambio Rural.
El tambero reconoce mucho la ayuda de los profesionales de ese programa oficial que ya lleva muchos años. “El ingeniero y el veterinario están cada vez que los llamamos”, dijo, aunque no dejó de reclamar fondos para fortalecer la asistencia.
El grupo del que forma parte se llama Tamberos Agrupados. Con este sistema asociativo lograron sobre todo bajar el costo de los insumos y otros gastos comerciales. También se apuesta a lograr algún día una venta asociada de la leche producida.
Cuando el volumen de compra o de venta es chico, la asociación es clave. “Los productores chicos nos encontramos con la sensación que la mayoría no somos eficientes porque, por caso, la comida la tenemos que pagar con un cheque en pesos que tiene una demora de 30 días. Hay un gran problema financiero en la lechería”, explica.
Ese problema no existiría si la inflación fuera baja y la economía no generara semejante marco de incertidumbre en los diferentes actores que componen la cadena.
Para reducir el impacto de estos problemas en Tambero Agrupados decidieron comenzar a hacer compras grupales de insumos y también a utilizar el mismo flete para la venta de hacienda hacia los frigoríficos.
Por citar algunos ejemplos, Calvo contó que lograron bajar en 30% el costo de insumos, como las bobinas de hilo que valía 5.000 pesos cada una. También redujeron el precio en 4.000 pesos de la tonelada de alimento balanceado gracias a las compras conjuntas.
“La pata grupal estaba faltando. Empezamos a comprar en conjunto con los de Cambio Rural y así bajamos costos. La gente , comparte campos, ideas, pero siempre actúa en forma individual en la compra-venta. La unión facilitó mucho las cosas”, explicó.