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Tomar muestras y analizarlas es una cuestión fundamental para resolver problemas metabólicos.

Tomar muestras y analizarlas es una cuestión fundamental para resolver problemas metabólicos.

Corregir los problemas metabólicos en vacas preñadas ayudó a Paul Mercer, encargado del tambo, a reducir la incidencia de fiebre de la leche y cetosis en su rodeo y disminuir en un tercio el porcentaje de vacas vacías para la próxima temporada.

Paul maneja un rodeo de 410 vacas en el tambo Garvaghy de Robert Ervine y Colleen Sheldon en Rangiotu, Nueva Zelanda. Ahora, en su tercera temporada, recuerda la primera: “tuvimos muchos problemas metabólicos, el 20 % de las vacas tenía fiebre de leche o hipocalcemia clínica seguida de cetosis y retención de placenta y esto tenía un gran impacto en la producción, y luego más problemas afectaron los resultados del servicio. Espolvoreamos el pasto y el heno con Mg. pero aun así las vacas se seguían cayendo, fue muy estresante”. El índice de vacas preñadas a las seis semanas cayó a 62% en esa temporada y el de vacas vacías se estancó en 18%. Paul es esa clase de personas que le gusta evaluar, controlar y entender qué pasa con sus vacas, el pasto y el suelo. Luego de investigar, Paul y Robert decidieron que el primer paso era hacer análisis de sangre a las vacas para comprobar qué pasaba con ellas. “Si una vaca se cae es bueno hacer un análisis de sangre a un grupo, porque el problema ocurrirá también en el resto”, sostiene. Comenzó tomando muestras de sangre a vacas viejas que se encontraban en la misma etapa post-parto, sosteniendo que era económico testearlas y que no era tan probable que el problema apareciera en vacas de 2 o 3 años que en general manejan mejor la movilización de calcio de sus huesos luego de la parición. “Con nuestro rodeo, con una producción relativamente alta de 450kg SU/vaca y con una dieta a base de pasto y ensilaje de maíz, las vacas están en la cuerda floja. Con un rodeo menos intensivo y con índices menores de producción, si las vacas están en un promedio anual de 300-400 kg/SU, no tienen la misma demanda alta de minerales y pueden adquirir lo necesario del alimento”. Como era de esperar, los análisis de sangre dieron bajos en fósforo (P) y las vacas se suplementaron, pero estos pobres resultados impactaron en el servicio de esa temporada. LA RESPUESTA ESTÁ EN EL SUELO Realizaban análisis de suelo cada año, pero Paul sostiene que no prestaron suficiente atención a los resultados luego de la inundación. “La naturaleza del campo, particularmente con el suelo limoso de Parewanui y en un menor grado el suelo franco limoso de Rangitikei, implica que el pasto puede crecer rápidamente hasta 100 kg MS/ha/día en primavera, y esto es muy rápido. El suelo no absorbe los minerales y el pasto tampoco los toma de manera suficiente”. Hoy en día, los análisis se hacen al comienzo del mes de octubre con tres potreros por bloque para conseguir una tendencia sobre la fertilidad de los mismos. "En cuanto a cuestiones de minerales todo comienza con el suelo y luego con las plantas", sostiene Paul. “Tanto los análisis de sangre, de pasturas y suelo son importantes, la clave es la prevención”. ANÁLISIS DE PASTURAS En la actualidad se realizan análisis mensuales en la vegetación desde el mes de agosto y se puede tomar una muestra extra en cualquier día si se sospecha de problemas metabólicos en las vacas. Las vaquillonas de recría 2 comienzan a parir el 15 de julio y las vacas viejas el 20 de julio, dice Paul. “Comenzamos con el análisis de pasturas a principio del mes de agosto para ver cómo está el nivel de fósforo junto con los niveles de energía y otros minerales”. Este resultado muestra el contenido de minerales y energía de la pastura y la diferencia catión-anión en la dieta (DCAD), lo que muestra el riesgo de enfermedades metabólicas. BALANCE DE MINERALES Dudando de que espolvorear las pasturas no estaba dando suficiente cobertura de minerales, Paul y Robert decidieron utilizar una dieta de transición agregada al ensilaje de maíz que les daban a las vacas. Consultaron a Fraser Abernathy de ‘The Dairy Vet Ltd’, y crearon un plan de transición para solucionar las cuestiones metabólicas de la parición y lactancia temprana y para aumentar los niveles de consumo y energía de las vacas hasta la fecha de balance. Se estableció un plan nutricional con las vacas preparto alimentadas con una dieta con baja DCAD, lo que moviliza las reservas de calcio de las mismas y reduce la fiebre de la leche y el problema de retención de placenta. Un punto crucial fue reducir la incidencia de cetosis (movilización excesiva de grasa corporal) durante el período de transición al ajustar la dieta de las vacas y asegurar que la calidad de las pasturas se mantuviera. Esto dio como resultado que las vacas aumentaran los consumos de pastura post-parición. Paul comienza a dar la mezcla DCAD 21 días antes de la parición hasta que las vacas paren. Con el consejo de Fraser y los resultados de análisis de vegetación, se mezcla una serie de minerales con el ensilaje de maíz en una tolva y se les suministra. El objetivo es reducir algo del pasto de primavera, que puede tener baja concentración de minerales, suplementando lo 4kg.MS de pasto pastoreados por vaca con 5 kg de silo de maíz, 3kg expeler palma (palm kernel), 2 kg de heno y la mezcla de minerales. Los análisis de sangre de un grupo de vacas durante la dieta DCAD y otro, 10 días después de la parición, muestran cómo están las vacas durante la transición. Los análisis tienen resultados el mismo día de la toma de la muestra para magnesio, calcio, fósforo y energía (MKal EM). La dieta de calostro consiste en una mezcla de 200 g de carbonato de calcio y 80 g de magnesio mezclado con 2,5 g de expeler de palma por vaca/día que se da en el comedero portátil antes de entrar al pasto. Luego, tres semanas después de la parición, se realizan más análisis de sangre para chequear los niveles de bicarbonato, calcio, magnesio, fósforo y B-OHB, que tiene relación con el riesgo de cetosis. “La mejor manera de seguirlo de cerca es hacer análisis, si el suelo, las pasturas y la sangre están bien, entonces puedo dormir tranquilo a la noche”. La dieta pre-parición consiste en 2,5 kg de harina de expeler de palma y 18 kg MS de pastura por día. El suplemento de minerales al momento de transición y previo al servicio ha resultado en una reducción de un 50% de casos de fiebre de la leche y la mitad de cetosis junto con una suba del 69% en el porcentaje de preñez a las 6 semanas y una baja en el porcentaje de vacas vacías del 12%. “Es difícil adjudicar todas esas mejoras a la alimentación porque hemos empezado a vacunar contra la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina (IBR por sus siglas en inglés) y a usar parches detectores de celo Flashmate, junto con un buen grupo de trabajo que está muy bien capacitado y posee buenos observadores”. “Un buen equipo de trabajo hace una gran diferencia en cuanto a los resultados de parición”, agregó Paul. “Pero realmente creo que la dieta hizo la diferencia – tuvimos 28 vacas preñadas 21 días antes, lo que equivale a 1000 kg de sólidos útiles, a $295/kg, y también nos dio más opciones de descarte genético”. Dairy Exporter, julio 2020 Resumen y traducción, gentileza: Ing. Agr. Luis Peluffo

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