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Aprender y dejar huella

Aprender y dejar huella

Con sensibilidad, intuición y también humor, Ignacio González Quesnel, o Nachi como le dicen los amigos, lidera desde hace más de cuarenta años la administración y gestión del tambo El Socorro.

El tambo El Socorro está ubicado en la estación Quiroga, entre Carlos Casares y Lincoln, en el partido de Nueve de Julio y se emplaza en un campo de casi mil hectáreas de la familia Podestá. “Cuando arrancó El Socorro con el bisabuelo de mi mujer eran casi siete mil hectáreas”.  Ana Podestá y Nachi cumplen 48 años de casados este año, “más cuatro años de novios, son 52 años juntos”, y tienen cuatro hijos: Dolores, que vive en Estados Unidos; Ignacio, que trabaja en el campo familiar y Martín y Victoria que hace poco se mudaron también a Nueve de Julio con sus respectivas familias. “Tira el pago y la calidad de vida. La escuela primaria y secundaria la hicieron acá, teníamos un departamento en Nueve de Julio. Mi mujer se iba los domingos y volvía los viernes al campo”. Además, Nachi y Ana tienen cuatro nietos y uno en camino.

“Nos casamos y nos fuimos a vivir al campo que tenía mi padre en General Alvear, provincia de Buenos Aires, una zona de cría. Después mi suegro dijo, este tipo es genial, lo necesito conmigo (se ríe), me convenció y nos vinimos para acá en 1975. Mi suegro, al que le decían Pipo, era mi jefe, y de a poquito tuvo la visión y las ganas de empezar a hacerse a un lado, cosa que a mí me cuesta mucho, y sin darme cuenta, estaba manejando todo”. En 1990 empezaron con un tambo y a los dos años inauguraron otro. “En el grupo CREA teníamos unos cuantos líderes que tenían tambos, veíamos los números y nos dijimos que teníamos que tener algo parecido y de a poco lo convencimos a mi suegro, que era muy ganadero, de cambiar las vacas negras por las blancas y negras, nos costó, pero nos dejó hacer. Era una persona muy inteligente”.  Para empezar, vendieron parte de las vacas de cría que tenían en un campo que alquilaban en Alvear y emprendieron de a poco hasta llegar a la meta que eran quinientas vacas en ordeñe. “Arrancamos con un buen equipo de gente. Había un tractorista que me pidió el tambo y anduvo perfecto”. En 2003, la sociedad original que estaba conformada junto con unos primos, se disolvió y se separaron los tambos y el campo, que en ese momento era de mil ochocientas hectáreas. “Hoy tenemos un tambo con mil cien vacas y con un equipo de gente espectacular”.  El 30% del rodeo es F1, la primera cruza de vaca Holando con Jersey, “firmamos un convenio con la empresa ABS de semen americano para tener al cabo de tres años 50% todas F1 y 50% Holando con el objetivo de obtener un poco más de sólidos y un avance genético en las Holando. Estamos genotipando todas las terneras nacidas, es complicado, pero es divertido. Al cabo de tres años, cuando se venza el convenio, vamos a seguir sin Jersey y los sólidos van a venir por el lado de Holando también. Lo que estamos haciendo hoy lo vamos a ver dentro de tres años, cuando las terneras que están naciendo ahora tengan cría. Esa vaca que nace casi siempre negra, es muy caminadora, rústica, no se enferma como la Holando y da más sólidos, más grasa y más proteína”. Hoy producen 25.000 litros diarios con un esquema pastoril con refuerzo de silo de maíz producido por ellos y subproductos. No tienen proyectado aumentar el número de cantidad de vacas, al contrario. “Parte del convenio con ABS surge de la necesidad de bajar el número, pero con mayor producción”.

Vida institucional

El Socorro forma parte del CREA Nueve de Julio desde los inicios. “Hubo tres generaciones en el grupo”, tanto su suegro, como él y su hijo Ignacio fueron presidentes. “Después yo fui vocal, tesorero de la zona y participé en la comisión ejecutiva. En un momento estuve en tres grupos CREA. Estar involucrado en las instituciones ayuda a compartir experiencias, eso es espectacular, que ese día haya entre quince y veinte personas pensando para vos y compartiendo, es buenísimo, se conoce gente de todos lados, aprendés a escuchar y a manejar los tiempos”. Con la cámara también la relación es desde sus comienzos, aunque según Nachi, no participan mucho de las reuniones, pero sí con los aportes, “es algo que tengo pendiente…creo que la cámara debería moverse a las zonas y hacerse ver, muchos no saben qué es lo que hace. A veces fui muy crítico de la cámara, pero hay que meterse, es complicada la política. Yo a Jock Campbell lo tengo en un pedestal, lo que hace por la lechería argentina…qué polenta que tiene. Y a toda esa gente de alguna manera nosotros la queremos apoyar. Es una entidad que lucha por lo nuestro”.

Inquieto y quizá siguiendo los pasos de su suegro, de a poco tiene la intención de ir dejando espacio a sus hijos y volcarse nuevamente a la vida institucional y la cámara no deja de ser una buena opción. Interesado en la educación, estuvo involucrado en la organización de dos congresos EduCREA. “Yo le debo mucho al movimiento CREA. Yo no estudié, era un vago bárbaro cuando era chico y mi viejo me dijo, si no vas a estudiar, andá a laburar, y todo lo que sé, se lo debo al CREA. Con ganas aprendés, el movimiento es un libro abierto”. A punto de cumplir setenta años, volcarse con energía, inquietud y tiempo, es quizá su manera de devolver todo lo que esta institución le dio.

Abriendo caminos

El Socorro además es uno de los quince tambos pilotos para el proceso de adecuación en purines. En ese desarrollo estuvieron asesorados por Pablo Cañada, quien según Nachi, hizo un gran trabajo para pasar de la conceptualización de efluentes a purines en los tambos. “Nos pidieron mil cosas y las fuimos cumpliendo, nuestro caso es uno de los más simples. A los que ya teníamos cavas hechas desde hace muchos años, les permitían con monitoreos mensuales ver si estaban impermeabilizadas con el uso anterior. Nosotros nos prendimos enseguida en esa opción, nos salió bien, presentamos todo lo que pidieron, vino la geóloga hizo el estudio y creo que fuimos el primer tambo de los quince que nos aprobaron, ahora tenemos que medir y hacer las cosas bien, tenemos cuatro años por delante de ensayos y monitoreo. Lo nuestro fue simple y sin gastar mucha plata”. Confiesa que lo que los movió fue la certeza de saber que el consumidor exige estos patrones de producción. “Hay que hacerlo. Esto, las buenas prácticas, el cuidado animal, etc.”

El equipo

El trabajo se organiza en manos de un equipo muy estable conformado por más de veinte personas que directa o indirectamente trabajan para el tambo. “Eso nos caracteriza, hay gente que está hace quince años. Desde que arrancamos tuvimos tres responsables tamberos, el último entró en 2015, Claudio Altamiranda, gerente del tambo le digo yo y un capo como inseminador, además de liderar un buen equipo”.  Esa estabilidad y ambiente laboral y quizá también esa intuición a la hora de hacer nuevas incorporaciones, hacen según Nachi, que la calidad de la leche sea superior. “A nuestra leche la viene a buscar una fábrica que procesa en Entre Ríos y va para alimentos maternizados. Tiene que ser una leche de muy buena calidad y te auditan en todo momento. No es A2 pero estamos llegando”. Y esto también parte del convenio y la conversión del rodeo para lograr tener toda la leche A2 al final de los tres años.

A cargo de toda la administración del tambo y el campo, Nachi siente el apoyo incondicional de su mujer y sus cuñadas, “con nosotros labura mi hijo Ignacio y la idea es que yo me empiece a retirar de a poco. Esta es una gerencia muy familiar, lo mío no es muy técnico. Conozco perfectamente las reacciones del campo, es más corazón e intuición”.

 

Tambo El Socorro

Producción/día: 25.000 litros

Vacas en ordeño: 1074

%GB y %PT: 3.86 y 3.57

Instalaciones: lado por lado, marca Westfalia, tanque de leche de 30.000 litros

Bajadas: 36 bajadas

 

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